10 CONSEJOS PARA TENER UN GRAN AYUNO
Ideas bíblicas y prácticas para un día de oración y ayuno que mueve montañas por Sharon Gauthier
Si has sido una discípula de Jesús por algún tiempo, probablemente has ayunado en algún momento. Para mí, ha habido momentos en los que he ayunado y sabía sin duda que el Espíritu Santo me acercaba al corazón de Dios. Luego ha habido otras veces en las que he terminado un tiempo de ayuno aún más problemático y desanimado que cuando empecé.
Entonces, ¿qué hace que un ayuno sea “bueno”? Bueno, no soy una experta. Pero aquí hay algunos consejos que he aprendido a lo largo de los años y que me han ayudado en esta importante práctica espiritual.
1. Decidir cómo vas a ayunar antes de hacerlo.
¿En qué piensas cuándo piensas en ayunar? ¿Solo agua? ¿Solo líquidos? ¿Verduras, pero sin carne? Del mismo modo, cuando escuchas hablar de un “Día de ayuno”, ¿qué significa eso para ti? ¿Un período de 24 horas? ¿Omitir el desayuno y el almuerzo solamente?
No hay “reglas” específicas que respondan a ninguna de estas preguntas. La consideración más importante es decidir antes de ayunar qué tipo de ayuno tendrás. Conoce tu plan antes de que empiece el día. Así no le darás a Satanás la oportunidad de llenarte de tentaciones ni culpa. Considera el principio general que se establece en 2 Corintios 9:7 (aunque este versículo trata sobre dar; piensa en el significado): “Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría”.
2. Prepárate para el ayuno de antemano.
Una vez que hayas decidido cómo será tu ayuno, es hora de prepararse para el día. Digamos que has decidido hacer un ayuno de 24 horas solo para beber jugo. Bueno, puedo decirte por experiencia que el día del ayuno no es el mejor momento para ir a la tienda a comprar jugo. (¡Créeme, pensarás que oyes a algunos alimentos que no son jugos llamarte!).
En vez de prepárate para el ayuno del día anterior. Por ejemplo, si ayunas sólo con agua, ten una buena jarra de agua en la nevera para la mañana siguiente. Si todos los detalles del día están establecidos de antemano, entonces podrás concentrarte en la parte más importante del ayuno: dedicarse en oración a Dios.
3. Considera tu salud y tu situación individual.
Cuando era una joven estudiante universitaria, una vez ayuné sólo agua durante una semana entera. Aunque aprecio esa experiencia, creo que ahora que tengo 50 años, un ayuno de solamente agua en una semana no sería la mejor opción para mi salud.
Si bien el ayuno es, en muchos sentidos, una práctica de la comunidad; también es importante considerar el ayuno desde la perspectiva de una misma como una persona única. Una escritura que siempre me habla en estas situaciones es 2 Corintios 8:12. Aunque el versículo habla específicamente de dar dinero, el principio es válido en muchas circunstancias: “Porque si hay voluntad, la dádiva es aceptable según lo que se tiene, no según lo que no se tiene”.
En otras palabras, no necesitamos compararnos con los demás cuando ayunamos. Ayuna de acuerdo con tu propia situación de salud. Si no estás segura, pregúntale a tu profesional de la salud. Por ejemplo, el ayuno sólo con agua podría ser peligroso para quienes tienen ciertas condiciones médicas como enfermedades cardíacas, presión arterial alta, diabetes, hipoglucemia, trastornos de la alimentación, etc. Si tiene problemas de salud, considera otros medios de ayuno. Algunas han ayunado de no comer postres o tal vez solo comer alimentos saludables durante el ayuno. Si la “disposición” está ahí, su “ofrenda” es aceptable para nuestro Señor.
4. Mantén un enfoque espiritual.
Bien, confesaré mi pecado. Hay veces que estoy en medio de un ayuno y mi enfoque cambia de pensamientos espirituales a pensamientos mundanos: ¿Qué hora es? ¿Cuándo puedo comer? Me pregunto si he perdido algo de peso.
Lo que comienza como un tiempo dedicado a Dios se convierte gradualmente en un tiempo centrado en mí y en la fuerza de mi propia voluntad. La escritura por excelencia que reina en mis pensamientos mundanos es Isaías 58; específicamente el versículo 5: ¿Acaso el ayuno que he escogido es solo un día para que el hombre se mortifique? ¿Y solo para que incline la cabeza como un junco, haga duelo y se cubra de ceniza? ¿A eso llaman ustedes día de ayuno y el día aceptable al SEÑOR?
El ayuno es un acto espiritual; por lo tanto, requiere una mentalidad espiritual. Un ayuno no consiste en probar nuestros cuerpos para ver cuánto tiempo podemos estar sin comida. Más bien, se trata de eliminar la distracción de la comida de nuestras mentes y centrar nuestros corazones en nuestro Señor, invocando su nombre con total devoción. Puede ser útil orar el día antes de comenzar un ayuno; pidiendo a Dios que nos ayude a mantenernos totalmente centrados en Él.
5. Ayuna como parte de una comunidad.
A menudo, cuando se menciona el ayuno en la Biblia, la comunidad ayunaba como un todo
(1 Reyes 21:12, 2 Crónicas 20:3, Esdras 8:21, Nehemías 9:1, Joel 1:14, Jonás 3:5, Hechos 13:2). El ayuno como parte de una comunidad trae unidad y poder (Mateo 18:20). ¿Qué mejor manera de clamar a nuestro Señor un cuerpo espiritual unificado de creyentes? A través del ayuno comunitario, expresamos a Dios y a los demás nuestro compromiso y devoción por la causa de nuestro Padre Celestial.
Incluso a través de una pandemia, podemos encontrar maneras de unirnos en ayuno y oración. Orar por teléfono con otra hermana. Reunirse para un tiempo de oración socialmente con distancia física. Establezcan una cadena de oración. Ora a través de una lista de oración en grupo. Las ideas son infinitas.
6. Hazlo personal.
Aunque ayunemos como comunidad, el ayuno también es un tiempo muy personal e individual con Dios. En la Biblia, vemos muchos ejemplos de personas que ayunan en soledad. Contemple a Jesús mientras ayunaba durante 40 días en el desierto (Mateo 4:1-2), a David mientras ayunaba y oraba por su hijo moribundo (2 Samuel 12:16), y a Nehemías mientras ayunaba al enterarse de la condición de Jerusalén. (Nehemías 1:4).
Durante su ayuno, incluso si es un momento en el que toda la comunidad está ayunando, pase también un tiempo individual con el Señor. Busque formas de hacer que su tiempo con Dios sea personal y único para su propia relación con su Padre Celestial. Se creativa. ¿Eres artista? Haz un dibujo durante tu ayuno. ¿Te encanta cantar? Cántale una canción a Dios. ¿Disfrutas estar al aire libre? Camina en la naturaleza con el Señor. Conéctate en un nivel personal de corazón con Aquel que te conoce de principio a fin.
7. Dedica el día a la oración.
Parte de la belleza del ayuno es que abre nuestro horario, ya que estamos renunciando a nuestras comidas habituales. A menudo, esos momentos son una oportunidad ideal para orar.
Personalmente, me encanta mantener una lista de oración. Me ayuda a mantener mi mente enfocada durante mis oraciones. Parte de los preparativos por un día de ayuno podría ser escribir una lista de oración y saber, de antemano, porque orarás. Examina 1 Pedro 4:7: “Ya
se acerca el fin de todas las cosas. Así que, para orar bien, manténganse sobrios y con la mente despejada”.
8. Dedica el día al servicio.
Isaías 58:6-7 da un hermoso ejemplo de cómo debería ser un día de ayuno: El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura? ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes?
El ayuno es un momento en el que nos entregamos al servicio de los demás. Con nuestros horarios un poco más abiertos (¿recuerdas los momentos de las reuniones perdidas?) Podemos dedicar nuestro tiempo a servir a los demás. Por ejemplo, tal vez en lugar de simplemente omitir el almuerzo, tome lo que hubieras comido para el almuerzo y dáselo a alguien que lo necesite.
9. Estudia el ayuno bíblico.
La Biblia tiene mucho que decir sobre el ayuno. Tómate un tiempo, especialmente antes de ayunar, para estudiarlo por tu cuenta. Desarrolla convicciones bíblicas sobre este acto espiritual de adoración. Escudriña las escrituras y sugiere tus propios 10 consejos para hacer un gran ayuno.
10. Ayuna por el corazón y no por los resultados.
En la Biblia, el ayuno es típicamente un tiempo de duelo (Joel 2:12, Lucas 5:34-35). Es el momento de derramar nuestro corazón ante Dios. El objetivo no es solo recibir una respuesta a la oración. De hecho, en el Salmo 35, David describe una época en la que ayunó por sus enemigos enfermos (Salmo 35:13) y sus oraciones no recibieron respuesta.
En cambio, el ayuno es sobre el cambio de nuestros corazones, permitiendo que nuestros corazones sean moldeados para ser más como nuestro Santo Dios.
Mientras ayunamos, vengamos en quebrantamiento y humildad ante nuestro Señor. No nos preocupemos por el cómo, el por qué y el cuándo de las respuestas de Dios a nuestras oraciones. Más bien, anhelemos aún más ofrecernos a nuestro Justo Padre y, en pureza, vernos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea a través de los ojos de Nuestro Padre Celestial.
Sharon Bio:
Sharon Gauthier se desempeña como líder del ministerio de mujeres en la Iglesia de Cristo de Chicago, donde su esposo, Darren, sirve como evangelista y anciano. Han estado en el ministerio de tiempo completo desde 1991, habiendo servido también en Champaign, Illinois. Y Cincinnati, Ohio. Ellos han dirigido el Ministerio de la región Metro de la Iglesia de Chicago de forma intermitente desde 1995. Sharon y Darren también sirven en el Equipo de Servicio para Ancianos de las Iglesias Internacionales de Cristo.
Sharon tiene una licenciatura en periodismo de la Universidad de Minnesota y trabajó como editora de publicaciones corporativas antes de ingresar al ministerio de tiempo completo.
Los Gauthier han estado casados por más de 30 años y tienen una hija, Camille, que es parte del ministerio de solteros en Baton Rouge, Luisiana, y un hijo, Carson que es parte del ministerio del campus en Chicago.
Artículo traducido al español por Amalia V. Avila.