Una historia de fe y de perdón
Soy Bibiana Quiroga, discípula de la iglesia de Santa Cruz, Bolivia, me bauticé hace 9 años. Quiero compartir con ustedes mi testimonio de como Dios puede, a través de la fe y perdón, liberar nuestras vidas y dejarnos vivir grandes bendiciones.
En el tiempo que empecé a estudiar la Biblia yo vivía con mi esposo, aunque en ese entonces éramos sólo convivientes porque no estábamos casados aún. Habíamos estado juntos por 9 años y teníamos 2 hijos. Nuestra relación era muy difícil porque mientras vivía conmigo, él me engañaba con otras mujeres y eso fue así por 7 años. Cuando me bauticé yo soñaba con reconstruir mi familia y con casarme con mi esposo, pero lejos de eso, la situación se tornó más compleja cuando él se enamoró de otra mujer e hizo planes para casarse con ella. Él empezó a decirme que no me quería, que hiciera mi propia vida y que se iría de casa y me dejaría. Yo luchaba con todas mis fuerzas para retenerlo, lloraba, le rogaba para que no nos abandonara, le leía escrituras, oraba, ayunaba y le pedía a Dios para que no se fuera, pero nada funcionaba. Finalmente, él se fue de casa y nos dejó con una tristeza muy grande a mí y mis hijos, mi familia se había roto y no pude evitarlo.
No puedo describir lo devastador que fue ese período para mí, lloré y oré mucho y finalmente comprendí que había estado luchando con mis fuerzas, aunque oraba, realmente no estaba confiando en la voluntad de Dios. Empecé a pedir ayuda y consejos, y también a orar porque Dios hiciera su voluntad y cuidara mi corazón para no llenarme de rencor. Tuve que asumir que ahora era una mamá soltera con dos hijos. Él venía a la casa a visitar a los niños y yo luchaba por tener mi corazón en paz, por no reclamarle ni pelear con él. Dios me ayudó a tratarlo bien a pesar de todo el daño que me estaba haciendo.
Esta situación se extendió por 1 año, pero gracias a Dios, mi pareja empezó a estudiar la Biblia y se bautizó exactamente 1 año después de que yo lo hice. Esa fue una gran muestra del poder de Dios y me sentí feliz. Sin embargo, la situación siguió siendo difícil porque él no me quería, por el contrario, estaba enamorado de otra mujer, así es que mi dolor continuó, pero tenía fe y seguí orando y ayunando porque mi familia fuera restaurada.
Después de que él se bautizó, empezó a luchar con todas sus fuerzas en contra de sus sentimientos por la otra mujer y yo lo acompañaba en esa oración, aun cuando era muy difícil para mí. Fueron tiempos muy dolorosos para los dos. Después de 1 año de batalla, Dios cambió su corazón y le permitió renovar sus sentimientos por mí y restaurar nuestra relación. Nos casamos hace 5 años y Dios nos ha bendecido mucho, nuestro hijo mayor se bautizó y Dios nos ha permitido servir juntos en su iglesia de diferentes maneras. Estuvimos sirviendo juntos en el ministerio de la juventud, luego de eso mi esposo fue nombrado diácono. Él ama a Dios, es muy agradecido por cómo nuestro Señor le tuvo compasión y lo perdonó. Soy muy bendecida porque mi esposo me ama mucho y me muestra su amor y gratitud constantemente. Hace 1 año él fue nombrado anciano y es un gran ejemplo de cómo Dios puede transformar cualquier corazón.
Hoy me siento muy feliz de lo que Dios ha hecho en mi vida y la de mi familia. Él me llenó de fe y de confianza en su Palabra poderosa. Me ayudó a perdonar y a no guardar rencor, Dios me curó y nunca volví a recordar el pasado, Él me enseñó a perdonar de corazón como Él lo hizo conmigo y me hizo una mujer nueva. ¡¡¡A Él sea toda la gloria!!!
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